A veces se dice que con los temas es bastante para preparar el dictamen, pero cada academia o cada preparador suministra textos, propios o ajenos, con los que se profundiza respecto del contenido de los temas. Lo típico es, a partir de esos textos, hacerse unas "fichas" que permitan repasar con facilidad cualquier cosa, desde las excepciones del 34 LH hasta los problemas que plantea el 831 CC. Ya he comentado en la entrada anterior que es probable que el escritorio del opositor se inunde en esta época de temas de restringidas, resoluciones, sentencias, comentarios a las sentencias, resúmenes de los comentarios, sentencias sobre resoluciones y quién sabe qué más.
En mi caso, cuando aprobé el segundo ejercicio me facilitaron en la academia dos carpetas gigantes que fui a fotocopiar y de las que no pude leer ni la tercera parte. Ojo en este punto con la vigencia de lo que se esté leyendo, porque "una palabra del legislador y bibliotecas enteras se convierten en basura", que dijo aquél.
En una y otra gestoría venden libros orientados a ayudar a la preparación. Yo me hice con un par de libros: Cómo hacer dictámenes, de Manuel González Meneses y Dictámenes resueltos para oposiciones a notarías, de Ruperto I. Martínez Martínez. Con el primero aprendí algunas cosas, pero no está orientado solo al opositor sino, en general, a cualquiera que tenga que hacer un dictamen. Probablemente, ese enfoque (se subtitula "ensayo sobre la formación del jurista") le quita interés para el opositor que solo tenga tres o cuatro semanas para preparar el tercer ejercicio. En cuanto al libro de Martínez Martínez, no tuve tiempo para leerlo.
Recientemente han aparecido dos novedades interesantes: Dictámenes I, de Eduardo Llagaria, y el Memento Experto Casos Prácticos, de Isidoro Lora-Tamayo Rodríguez. He comprado y leído fragmentos del primero y he podido acceder al índice y a un capítulo del segundo.
Llagaria fue el presidente de mi tribunal, así que, en su momento, los dictámenes escritos o corregidos por Llagaria eran una especie de santo grial, tanto por las expectativas que generaban, como por la dificultad en encontrarlos (¡recuerdo buscar sus apellidos en la caché de Google!). Encontrar ahora una recopilación encuadernada de sus dictámenes ha sido una sorpresa. Sigue siendo un libro utilísimo, pero, claro, no puede ser lo mismo.
Son unas 1000 páginas en las que se incluyen (i) consejos sobre la redacción del dictamen, (ii) ideas generales sobre la eficacia del negocio jurídico, principios fundamentales del tráfico jurídico, la capacidad de la persona, tipos de comunidad y llamamientos frustrados y, (iii) finalmente, los dictámenes: el de Alberto y Esperanza, el de Fulgencio y Nicolasa, etc. Hay soluciones, pero no están redactadas con forma de dictamen. Más bien son guías para resolver el caso, repletas de preguntas retóricas, esquemas, consejos, etc. El propio Llagaria es consciente de su enfoque personalista ("esto último es lo que pienso realmente [...] pero no es tesis 'oficial', o al menos no es mayoritaria"). Hay pocas resoluciones y sentencias y algunas referencias a autores concretos.
Al ser un recopilatorio de textos aparecen cuestiones que tuvieron mucho interés en su momento, como la adopción plena y menos plena, pero que quizás hoy solo son relevantes si se plantean casos de derecho transitorio.
El autor emplea un estilo cercano y directo al opositor, tuteándole incluso ("es innecesario que os diga...", "fíjate la doctrina del 1322..."). Hay expresiones coloquiales ("¡Tatachín...!"), ideas que se refuerzan ESCRIBIÉNDOLAS EN MAYÚSCULAS y también algunas erratas o errores de edición (por ejemplo, párrafos repetidos).
Se puede comprar por gestoría o directamente en el Colegio Notarial de Valencia.
El libro de Lora-Tamayo es muy diferente al de Llagaria en contenido y forma.
En cuanto al contenido, se "limita" al derecho de sucesiones. Eso sí, se aborda todo el derecho de sucesiones o, por lo menos, se recorren todos los temas del 106 al 135 del civil de notarías. Está concordado con el nuevo programa, pero eso al que ahora está en el tercer ejercicio no le debe preocupar.
Ignoro si hay alguna recomendación previa sobre cómo hacer el dictamen. Puede que de eso traten las palabras introductorias "El método Isidoro", "De la nada sale el todo" o la propia presentación del autor. Según el índice, estas presentaciones abarcan unas 100 páginas. No las he podido ver.
En cada tema se plantean casos prácticos con un estilo muy de dictamen (así, los hijos de B se llaman B1 y B2). Se plantean los problemas y sus soluciones, se comentan argumentos a favor y en contra y se completa el tema con extractos de sentencias o resoluciones relevantes. El estilo desde luego no es coloquial, sino formal, neutro; probablemente sea más conforme con lo que se espera en un dictamen. Se puede comprar aquí, por ejemplo.
En cuanto al contenido, se "limita" al derecho de sucesiones. Eso sí, se aborda todo el derecho de sucesiones o, por lo menos, se recorren todos los temas del 106 al 135 del civil de notarías. Está concordado con el nuevo programa, pero eso al que ahora está en el tercer ejercicio no le debe preocupar.
Ignoro si hay alguna recomendación previa sobre cómo hacer el dictamen. Puede que de eso traten las palabras introductorias "El método Isidoro", "De la nada sale el todo" o la propia presentación del autor. Según el índice, estas presentaciones abarcan unas 100 páginas. No las he podido ver.
En cada tema se plantean casos prácticos con un estilo muy de dictamen (así, los hijos de B se llaman B1 y B2). Se plantean los problemas y sus soluciones, se comentan argumentos a favor y en contra y se completa el tema con extractos de sentencias o resoluciones relevantes. El estilo desde luego no es coloquial, sino formal, neutro; probablemente sea más conforme con lo que se espera en un dictamen. Se puede comprar aquí, por ejemplo.
Comentarios, como siempre, bienvenidos.
Suerte.