jueves, 10 de diciembre de 2015

El post dictamen

Recuerdo salir del dictamen muy contento. Hablar por teléfono con la familia, y bien, animado. Aquello duró un par de horas; luego vinieron las tres peores semanas de la oposición.

Sé que hubo gente que no habló del dictamen hasta la publicación de la nota. Sé que hubo quien lo corrigió con algún preparador. Yo lo comenté aquella misma noche con un compañero, mejor dicho, un amigo, con el que fui repasando el dictamen y dándome cuenta de varios errores. Tras aquello, aguantó con tranquilidad mis dos horas y media de charla pesimista en el AVE a Madrid. Te mando un abrazo fuerte, chaval.

Recuerdo bien la punzada que sentía cada vez que recordaba algún error o me daba cuenta de uno nuevo. Sentía la misma punzada cuando pasaba cerca de la mesa de estudio en la que no me atrevía a guardar el enunciado del dictamen y las hojas con los esquemas.

Fueron tres semanas de absoluto silencio en mis grupos de whatsapp relacionados con la oposición. Nadie decía nada.

Fueron tres semanas en las que la familia me insistía en que bueno, que seguro que tampoco estaba tan mal, que la proporción era buena, que probablemente habría gente que lo hubiera hecho peor, etc. No compré lotería, había que enfocar la suerte en una sola cosa.

Me inflé a chocolates con churros. También descubrí que las punzadas me afectaban menos si me había tomado una cerveza o un pacharán. Aquello me preocupó ligeramente, imagino que así empiezan las adicciones. Luego me enteré de alguna compañera que pasó aquellas semanas semi inconsciente y con las amigas preocupadas por su alcoholismo.

Dormía fatal. El día de la lectura, comentándolo con otros que leerían el mismo día, comprobé que no era el único. Recupero aquí dos testimonios: (i) "Yo duermo bien un día de cada dos; el primero no lo duermo y al segundo llego tan cansada que caigo rendida, al menos unas horas". (ii) "Ah, pues yo estoy durmiendo bien. Desde la medianoche hasta las tres de la mañana, del tirón. Luego ya...".

Recordaba las palabras que había leído en unas recomendaciones de Llagaria, algo así como que, desde que se entrega el dictamen, "no hay descanso ni sosiego". La primera vez que las leí no me pareció para tanto. Vaya si atinaba.

Un abrazo y a esperar.

4 comentarios:

  1. Jajaja entre vosotros con el alcohol y los de judicaturas con el sumial, vamos a salir de la oposición directos a Proyecto Hombre.

    Muchísimo ánimo, la espera es un puñetero infierno así que sólo te diré que procures desconectar que lo hecho, hecho está (qué fácil de decir).

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  2. Las esperas son casi peores que cuando llega el momento en si. Paciencia!

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  3. Muy buenas!

    Me encanta tu blog y estoy esperando leer la entrada que explique el motivo por el cual decidiste opositar con 29.

    Gracias y un saludo

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